El teléfono móvil se ha convertido en una obsesión para muchas personas, a pesar de los numerosos estudios que advierten de los posibles peligros para la salud de las ondas de radiofrecuencia (RF) y las conexiones wifi. ¿Existen riesgos potenciales a largo plazo especialmente vinculados a tumores en la cabeza y en el cuello? No hay una respuesta definitiva ni un estudio lo bastante concluyente. «Las ondas RF de los teléfonos son una forma de energía electromagnética que se encuentra entre las ondas de radio FM y las microondas.
Y son una forma de radiación no ionizante», explica en su sitio web la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés). Según este organismo, «esas ondas no son lo suficientemente fuertes como para causar cáncer pues, a diferencia de los tipos más potentes de radiación (ionizante), no pueden romper los enlaces químicos en el ADN ».
A falta de un estudio definitivo En este sentido, las estaciones móviles desprenden energía electromagnética en pequeñas cantidades. «Cuanto más cerca esté la antena (del móvil) a la cabeza (del usuario), se espera que mayor sea la exposición de la persona a la energía de la RF», advierte la ACS. Algo que nuestros organismos pueden «absorber» en pequeñas cantidades, lo que se designa como «tasa de absorción específica» (o SAR , por sus siglas en inglés); pero que es inasumible ante una gran exposición . Cada teléfono tiene su nivel de SAR que, a menudo, se puede encontrar en la página web del fabricante. En Estados Unidos , el nivel máximo permitido es 1,6 vatios por kilogramo (W/Kg). No obstante, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) , en EE.UU, advierte que «comparar los valores de SAR entre teléfonos puede causar confusión», porque esa información se basa en el funcionamiento del aparato a su potencia más elevada, y no al nivel de exposición en su uso normal. Las ondas de radiofrecuencia de los móviles son de baja potencia, pero su repercusión en la salud a largo plazo preocupa a los científicos. Muchos tipos de cáncer no son detectables hasta muchos años después de las interacciones que causaron el tumor, siendo el móvil un fenómeno que no se popularizó hasta los 90.
Falta un estudio que evalúe estos efectos a largo plazo. El estudio más grande que se ha llevado a cabo hasta ahora es Interphone, una investigación a gran escala que fue coordinada por la OMS a través de suAgencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) y en la que se analizaron datos de 13 países, entre ellosReino Unido, Australia, Japón y Canadá . El estudio analizó el uso del teléfono en más de 5.000 personas con tumores cerebrales y en otro grupo similar de personas sin tumores. Si bien no se encontró vínculos entre el desarrollo de gliomas y meningiomas ( tumores cerebrales ) y el uso de teléfonos móviles por más de 10 años; el estudio no pudo sacar conclusiones definitivas.
Consejos prácticos Al final, IARC clasificó las radiofrecuencias electromagnéticas como « posibles carcinógenos para los humanos », una categoría «que se utiliza cuando la relación causal se considera fiable pero las oportunidades, sesgos o confusiones no pueden gestionarse de forma razonable». En este sentido preocupa la especial vulnerabilidad de los niños, pues sus sistemas nerviosos están aún en formación. ¿Cómo limitar la exposición a estas ondas, en tanto se determina lo perjudicial de su uso? Empleando «manos libres» para mantener los teléfonos lejos de nuestra cabeza. Limitar el número y duración de las llamadas. Usar el teléfono en zonas de buena recepción, pues esto hace que el móvil transmita con una potencia de salida reducida. Y en general limitar el uso (de adultos y niños). Otra opción es optar por un teléfono con un valor de SAR reducido (menos niveles de ondas de RF).
Fuente:abc