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Publicado por diemmatotal

 

Una mujer con el cuerpo totalmente paralizado logró tomar un sorbo de café por sí misma. Pero eso no es lo más importante. Se lo alcanzó un robot y lo hizo porque ella "lo mandó": pensó en llevárselo a la boca y el robot cumplió la orden.

Es la primera vez que una persona logra controlar una máquina de tres dimensiones con su pensamiento. Y es el primer estudio en el que una persona incapaz de mover los miembros logra realizar un movimiento a través de un sistema que conecta su mente con una máquina. Hasta ahora esto era ciencia ficción.

La experiencia forma parte de un ensayo clínico, aún en desarrollo, que busca probar en seres humanos la viabilidad de "BrainGate", un sistema de dispositivos y sensores implantables mediante el cual una persona piensa en un movimiento y la máquina lo hace.

"El trabajo con seres humanos empezó en 2004, la investigación en sí empezó hace 40 años", contó a El País Leigh Hochberg, autor principal del estudio y profesor asociado de Ingeniería en la Universidad Brown, (Providence, Estados Unidos).

Como parte del estudio, Leigh y su equipo lograron que dos personas, un hombre y una mujer paralizados por un infarto cerebral, aprendieran a utilizar el equipo y realizaran movimientos a través de un brazo robótico. Los avances del ensayo clínico BrainGate2 fueron publicados ayer en la revista Nature.

Para Cathy Hutchinson, en el artículo llamada "S3", fue la primera vez en 15 años (desde que sufrió el infarto cerebral) en que pudo tomar una bebida sin la ayuda de un acompañante. "La sonrisa en su cara fue algo realmente extraordinario", recordó Hochberg. Cathy tiene 58 años y es tetraplégica: tiene brazos y piernas totalmente paralizados.

EL SISTEMA. La clave del equipo está en el sensor, una suerte de prisma de silicona no más grande que un analgésico que contiene unos 100 electrodos finos como un cabello y con la potencialidad de grabar la actividad de células involucradas en el pensamiento. La pieza es implantada sobre la corteza motora del cerebro de los pacientes, región que dirige el movimiento.

Una vez que el sensor capta señales cerebrales, una computadora con un software y un hardware especial las convierte en órdenes para un dispositivo externo.

Esta vez las órdenes fueron enviadas a un brazo robótico pero meses atrás la experiencia fue realizada con el mouse de una computadora. Un paciente pudo mover el cursor con solo pensarlo.

BrainGate "está demostrando ser una promesa para personas con heridas y desórdenes en el cerebro", consideró Story Landis, directora del Instituto Nacional de Infartos y Desórdenes neurológicos (NINDS), uno de los centros que financia la investigación. Personas con un miembro amputado o paralizadas por heridas en la espina dorsal podrían ver modificada su calidad de vida, aventuraron técnicos del NINDS.

Cathy y el otro participante del ensayo tuvieron menos de 30 segundos para tomar el objeto en cuestión. Los dos lograron tomarlo antes. El hombre, de 66 años, había sufrido un derrame cerebral en 2006.

"Esto es un salto hacia el control de movimientos en un espacio tridimensional", expresó John Donoghe, director del Instituto de Neurociencias de la Universidad Brown y coautor del estudio.

El haber podido reproducir una tarea cotidiana como alcanzar una taza para tomar un café, fue visto con esperanzas hacia la posibilidad de restaurar funciones sencillas para la mayoría de las personas pero complejas para estos pacientes. "Estamos cerca", enfatizó Donoghe.

UN HITO. Pero más allá del movimiento en sí, el estudio probó la potencialidad de utilizar el dispositivo a largo plazo y el grado de durabilidad que podría tener el sistema.

La mujer tiene el sensor en su cerebro desde hace cinco años. Los técnicos dudaban si seguiría siendo efectivo en la detección de funciones motoras complejas. Además, se cuestionaban si pasado tanto tiempo después del accidente cerebrovascular (lo sufrió en 1996) sus neuronas no habrían muerto o dejado de emitir señales.

Para Hochberg responder a estas interrogantes fue histórico. "Demostramos que aún después de 15 años de sufrida la parálisis, el cerebro continuaba generando comandos de movimiento que podían ser leídos por una interfaz cerebro-computadora".

Por una interfaz se entiende al tipo de conexión entre dos máquinas de cualquier tipo que genera una comunicación entre distintos niveles.

Consultados por la aplicación técnica del equipo los científicos admitieron que su tecnología está lejos de convertirse en algo de uso cotidiano. Los participantes del estudio utilizaron el sistema bajo condiciones de control con un técnico que estaba presente para calibrarlo, por ejemplo.

El estudio continúa. La me-ta es lograr que permanez- ca estable no solo durante cinco años sino durante décadas. Y que sea totalmente inalámbrico. Por el momento el sensor debe ser conectado con el resto de los equipos a través de un sistema de cables.

"El sistema ideal sería uno que pudiera ser totalmen-te implantable de modo que las per-sonas no sean capaces de decir si una persona está usando el equipo", ilustró Hochberg.

Es más, "el gol" sería lo- grar reconectar al cerebro del paciente directamente con sus piernas paralizadas y no vincularlo con el brazo de un robot.

Experiencias más avanzadas y estudios de nuevos sistemas son probados en animales mientras integran nuevos pacientes al ensayo clínico.

 

Fuente:  D. el Pais